martes, 26 de abril de 2016

ROL SEMANAL: Crítico

¡Hola compañero/a! Conforme a la actividad de roles que estamos desempeñando cada semana en clase de TIC, esta semana me ha tocado ser crítico. Ya os he hablado de que se trata del rol que más me gusta desempeñar... No sé si porque me resultará fácil analizar las situaciones sociales desde un tamiz crítico, o porque simplemente me gusta dar una opinión que cuestione lo establecido en mi día a día, pero este rol es el que más a gusto me hace sentir mientras lo realizo (aunque me parecen todos muy interesantes y que todos nos aportan a la hora de mirar objetivamente nuestros alrededores sociales). Sin más, os diré el tema sobre el cual os quiero hablar críticamente hoy: El consumo de drogas.

Por todos/as es sabido que en nuestra sociedad, se consumen drogas. Miles de kilogramos de diferentes drogas son consumidos día a día por personas de las más variopintas escalas sociales... Sí. Es una realidad innegable pero, ¿qué tipo de drogas crees que son las drogas a las que me estoy refiriendo? No solamente la cocaína, los opiáceos o drogas de “diseño” son sustancias que alteran nuestro estado físico o psíquico, ¿eh? El azúcar y la sal son actualmente de las drogas que más consumimos en nuestro día a día; el tabaco, el alcohol y el café también son sustancias muy consumidas diariamente por millones de personas, y también son drogas. Las sustancias que llevan muchos alimentos precocinados y las que algunas cadenas de comida rápida introducen en sus “alimentos” para que nos sepan mejor (como el glutamato monosódico, el aspartamo, diferentes conservantes...), también son drogas...

La sociedad en la que vivimos es una verdadera sociedad de drogadictos, de personas esclavas de diferentes sustancias consideradas legales por los Estados de la Unión Europea o de Estados Unidos y sus instituciones, que menosprecian muchos estudios porque no les conviene económicamente aceptar que muchas de las sustancias utilizadas en su modelo de industria alimentaria son nocivas para el consumo humano. El modelo económico seguido por las farmacéuticas se aleja mucho de una finalidad social, de ayudar a la humanidad, y se acerca más al de la típica empresa capitalista: Ingresar millones vendiendo un producto que palía los efectos de una enfermedad, pero que nunca la elimina... ¡No vaya a ser que nos quedemos sin clientes para nuestro producto, claro!

Podríamos mirar a través de nuestro ojo crítico también las sustancias estupefacientes que más se consumen en nuestra sociedad: Marihuana, hachís, anfetaminas, cocaína... Deberíamos preguntarnos: ¿qué ganan los Estados o empresas en su prohibición? ¿a quién le interesa que siga siendo ilegal una sustancia, que se siga adulterando y siga moviendo miles de millones de euros que nunca entran a una economía, sino que se quedan en paraísos fiscales o como dinero negro?

En mi opinión, en la sociedad de la drogadicción que anteriormente te he descrito... Es una estupidez seguir mirando hacia el otro lado en cuanto al tema del uso lúdico de los estupefacientes. No quiero decir con esto que esté a favor de su consumo, y no quiero que se me malinterprete cuando hablo de un tema tan serio, símplemente resaltar que en cierto modo, que algo sea de una manera en esta sociedad casi siempre es por beneficio de unos/as pocos y perjuicio de muchos/as, y en este tema no va a ser menos. Si fuéramos ciudadanos libres y con cabeza, educados y formados en cuanto a todo lo que se nos presentará en nuestro día a día, no necesitaríamos prohibir nada. Sólo con que algo sea legal ya deja de llamar la atención a la mayoría, y en este caso en concreto, con la regularización de espacios para dispensar y consumir ciertas sustancias, las personas usuarias al menos sabrían lo que están consumiendo o “metiendose p'al cuerpo”. En cuanto a datos quiero poneros el ejemplo de Holanda, país en donde concretamente son legales sustancias como la marihuana, el hachís o las setas alucinógenas y su dispensación y consumo en un establecimiento, y cuya tasa de consumo de tales sustancias en la población local son ínfimas comparadas con las de nuestro país.

Bueno, quiero despedirme esperando que mi publicación te haya hecho pensar, pensar objetivamente y sin tamices ni tabúes sobre un tema que tan sumida tiene a la sociedad en general... ¡Un saludo y... nos leemos!


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